"Hay un pasado que se fue para siempre pero hay un futuro que todavía es nuestro"
Mediante Decreto número 978 del 18 de octubre del año 1974, el Ministerio de Educación crea el colegio de ciclo básico, que funcionó en el local de la escuela República del Brasil, en la calle Maldonado, con cuarenta estudiantes, todos varones, distribuidos en dos paralelos de primero de ciclo básico, en jornada vespertina. En la actualidad contamos con 1277 estudiantes, de ellos 651 son hombres y 626 son mujeres.
El 11 de noviembre de 1977 mediante Acuerdo Ministerial número 02166, se crea los bachilleratos en Humanidades Modernas, en las especializaciones de Físico Matemáticas, Químico Biológicas y Ciencias Sociales.
En el año lectivo 1991 - 1992 el colegio admite que en sus aulas también se eduquen mujeres, convirtiéndose en colegio mixto para satisfacer la necesidad de la juventud de los barrios del sur occidente, para acceder a una educación que garantice iniciar con éxito la etapa estudiantil universitaria o la inserción en el campo laboral.
La delicada función de administrar el colegio recayó en los siguientes Rectores: Lic. Fausto Gavilánez (1974 - 1980); Lic. Gladys Barriga de Velásquez (1981 - 1982); Lic. Carmen Granda Castillo (1983 - 1988); Lic. Eugenio Cabrera Merchán (1988 - 1990); Dr. Hernán Muñoz (1991 - 1993); Lic. Patricio Alvarado Serrano (1999); Msc. Elsa Escobar Pérez (2000 - continúa).
En su momento fueron Rectores encargados los siguientes profesionales: Lic. Rubén Markowich, Lic. Patricio Alvarado, Lic. Carlos Morejón, Msc. Emilio Eras, entre otros.
Para cumplir con la Misión, Visión y sus Objetivos, además del personal administrativo y de servicio, la Institución cuenta con noventa profesionales de la educación, distribuidos en diez áreas de estudio que son: Lenguaje y Comunicación, Matemáticas y Física, Ciencias Sociales, Química y Ciencias Naturales, Idiomas, Cultura Física, Comercio y Administración, Optativas, Cultura Estética y Orientación Psicológica.
Quienes hacemos el Colegio "Tarqui" asumimos nuestra función social con inteligencia, responsabilidad y entereza. Sabemos que la juventud nos necesita para humanizarse más cada día; es decir, nos necesita para ser un buen hijo, buen hermano, buen cónyuge, buen ciudadano; nos necesita para aprender a pensar, a proponer, a disentir, a resolver; nos necesita para comprender los fenómenos naturales y los sociales; nos necesita para diseñar su proyecto de vida; para aprender a amarse, amar al otro y ser feliz. De estas consideraciones nace el compromiso para continuar nuestra labor docente como mediadores culturales competentes; es nuestro deber cívico, es nuestra realización personal, es nuestra forma de vida, así construimos nuestra historia".
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